La casa se encuentra ubicada en Bariloche sobre una loma, rodeada de árboles con vistas al cerro Otto hacia el noroeste.
Como un juego de opuestos, se interviene el territorio con un solo elemento de construcción: una estructura períptera que alude a los templos griegos, establece una relación con el entorno donde lo artificial busca destacar el carácter de lo natural.
La estructura perimetral conformada por tabiques de piedra genera una percepción dual, el volumen se puede percibir más transparente o más macizo dependiendo de donde se encuentre el observador. Esto tabiques también protegen el interior de la orientación más desfavorable, la oeste, teniendo un ingreso de luz controlado y permitiendo las mejores visuales hacia el cerro Otto en los espacios comunes.
La casa busca enmarcar el paisaje en un cuadro dinámico que cambia según como uno recorra la casa, reconociendo distintas miradas de un paisaje único.
La casa se desarrolla en dos niveles, acompañando la pendiente del terreno y ordenando las situaciones de uso según los ocupantes que la habiten.


















