En terrenos angostos, la manera en que se disponen los elementos puede generar un espacio delante y otro detrás de la construcción.
Frente a la posibilidad de captar una perspectiva larga y profunda hacia el lago Nahuel Huapi, tanto desde los espacios interiores como los exteriores, se hace necesario pensar de manera estratégica la distribución de las partes a lo largo de la barranca.
El terreno se habita en su totalidad, generándose distintas situaciones mediante muros de contención que van creando espacios horizontales interiores y exteriores. Un único volumen de chapa negra se destaca en la intervención. Se plantea de forma perpendicular a la barranca buscando que nada bloquee visualmente los escalonamientos hacia el lago y hacia arriba de la misma.
En contraste con el paisaje y expresando su carácter objetual y artificial, la “casa” apela al inconsciente, remitiendo a aquel dibujo que, instintivamente, referencia al arquetipo de la casa, estableciendo una relación de empatía en el entorno construido. Este volumen contiene los lugares comunes en un espacio que apunta hacia el lago, capturando todo el paisaje, sin tener nada delante. Casi como estar en el filo de una montaña.










