La casa se sitúa en barrio privado en las afueras de Buenos Aires. El terreno tiene como característica particular que limita en su cara Norte con una cancha de Polo.
Los usuarios son una familia joven con hijos y con necesidad de que su casa sea un punto de encuentro entre amigos, buscando tener privacidad con respecto al barrio.
La casa se planta hacia la calle como un frente seco y austero, intentando que el misterio y la sorpresa formen parte del recorrido de ingreso a la misma. El frente esconde el mundo interior de la casa, protegiéndose de las miradas y dejando solo una abertura que incite el deseo de espiar.
Como contracara, la fachada posterior se abre hacia la cancha de polo buscando la pérdida de límites entre el espacio exterior e interior.
Un patio de agua es el primer referente en el acceso a la misma. El living comedor se plantea como un espacio que media entre este patio y la cancha de polo y a su vez articula el sector de dormitorios con el área de cocina y playroom a través del hall de acceso. Cocina y playroom están fuertemente trabados entre sí, y se relacionan en forma directa con el exterior a través de la galería. Los dormitorios se estructuran en dos niveles, en PB el dormitorio principal y el escritorio-dormitorio de huéspedes, y en planta alta, los dormitorios de los chicos y el escritorio.
Reforzando el concepto de misterio y de lugar de encuentro, se plantea bajo tierra, un espacio para el disfrute del ocio sibarita.













