La casa se sitúa en un terreno que hacia la calle tiene la particularidad de encontrarse en un bosque de copas frondosas y en su contrafrente posee visuales hacia una cancha de golf.
Hacia la parte más publica, la casa se posa como un objeto impermeable y macizo de piedra pirca generando privacidad por la altura de sus muros que impiden la vista desde la calle. Sobre ellos se ubican dos grandes paños vidriados inclinados hacia arriba, que permiten ver la copa de los árboles y logrando dar la sensación de estar en el medio del bosque. Estos paños enmarcan un paisaje que es dinámico, pudiendo ver en determinado momento las copas verdes de los árboles que tamizan la luz del norte, la nieve caer o incluso las estrellas y la luna por la noche.
Hacia el fondo se encuentran grandes ventanales con las vistas abiertas hacia la cancha de golf, donde los muros blancos enmarcan la visual y llevan nuestra atención al paisaje más lejano que se incorpora al interior.
