No se trata aquí de una casa, ni tampoco de una galería de arte, sino de un hibrido. En este caso vale la pena preguntarse sobre la necesidad de buscar un paisaje exterior cuando, en realidad, una de las razones de la construcción es crear un paisaje interior para poder disfrutar el arte. Es por ello que el exterior pasa a un segundo plano. La vinculación con el exterior no es directa, sino a través de patios-galerías que actúan como filtro visual y lumínico, regulando la cantidad de luz necesaria para contemplar el arte expuesto.
Ante una variedad cacofónica de estilos de casas, esta construcción busca el silencio. Una arquitectura simple con un lenguaje atemporal, donde el material, el ladrillo, es el protagonista, siendo una inquietud la manera en que se perfora la masa de ladrillo con el menor ruido visual posible.








